Un nuevo modo de andar
por los bordes de la realidad

Bajo el volcán lleva ya 20 años en el aire. Y tiene mucho guardado.
En este blog volcaremos los mejores audios de nuestro programa de radio. Especialmente las entrevistas, donde los invitados le agregan interés a nuestras pobres palabras. Seguramente de tanto en tanto agregaremos nuestras voces, nuestras palabras, nuestras ideas. Este medio es útil para que entre todos abramos una puerta más a los múltiples intentos de pensamiento crítico, a los miles de intentos de transformación.
De modo que necesitamos de sus ideas y sus saberes.
Porque nos mueve el deseo, y porque sabemos que todo está perdido, seguimos luchando.
Porque no hay mejor resultado que el que se da vuelta en el último minuto.


Festejos por los 20 años de Bajo el volcán

Festejamos los 20 años de Bajo el volcán del mejor modo que podemos: haciendo un programa de radio. Para ese día invitamos a a Félix Crous, procurador adjunto para la narcocriminalidad y a Mauro Federico, autor de los libros "País Narco" y "Mi sangre". Con ellos, obviamente, hablamos sobre la cuestión del narcotráfico y pudimos entender que el tema excede la simple "venta de falopa". Por supuesto que después brindamos con los amigos nuevos y viejos que nos acompañaron en la ocasión.
Para hablar sobre lo que significa el periodismo para nosotros, hicimos una sencilla "Declaración de finales" 

Declaración de finales
Hay quienes hacen declaraciones de principios. Esta es una declaración más bien de tiempos muy avanzados. El principio de Bajo el volcán está atrás 20 años, pero muy presente pues se mantiene el modo en que pensamos el trabajo que nos convoca al micrófono.
Este periodismo siempre aprendiz que hemos hecho en estos veinte años, lo pensamos como parte de una práctica compleja y abarcadora, y nos parece necesario hacer público como la entendemos.
Para quienes hacemos Bajo el volcán, el periodismo puede pensarse a través de cuatro ejes. El modo en que articulamos esos cuatro ejes define nuestra manera de hacer periodismo.
Entendemos el periodismo como un deseo, como una labor, como una forma de pensamiento y como una ética.
El deseo es el motor original. Aun cuando estábamos lejos de imaginarnos periodistas, nos fuimos construyendo desde nuestra clara vocación de charlistas, de conversadores, de lectores, de oyentes, de espectadores. Esos deseos concurrentes nos convocan y la pasión por la comunicación nos terminó trayendo a los micrófonos.
En cuanto al segundo eje, el trabajo de periodista es un tema de esos sobre los que bien valdría apuntar la mirada profesional del historiador. Rentados, vocacionales, en medios afines o ajenos, en condiciones decentes, atado con alambres, estrella o explotado, el ejercicio del periodismo supone medios, conceptos editoriales, equipos de trabajo, relaciones salariales, horarios y todo aquello que cualquier trabajo supone. Nuestra elección, que no es excluyente, ha sido crecer junto a medios independientes, con un proyecto editorial y con un criterio político. Sin ello no podríamos cumplir la labor, pues elegimos hacerlo en un entorno donde podamos proyectar generosamente nuestros saberes y nuestras carencias.
En tercer lugar, el periodismo debe ser, sin dudas, una práctica de pensamiento crítico. El pensamiento crítico supone un ejercicio sistemático y metódico sobre los hechos u objetos abordados, con un marco teórico previamente definido. No se pueden adecuar las concepciones sobre el mundo de acuerdo a que tema sea el tratado, acomodando ocasionalmente las ideas según las circunstancias. El pensamiento crítico debería ser el eje del trabajo periodístico. Alejado del sentido común, de la repetición o del ajuste a la conveniencia. De este modo hemos tratado de trabajar a lo largo de estos veinte años de Bajo el volcán.
Finalmente el periodismo se debe a sí mismo una ética. Una ética que no es una moral. Una ética es un modo de deber ser. Para nosotros la ética en el periodismo es la de la intervención. No entendemos al periodismo sino como una forma de intervenir en el ámbito social, para transformar las condiciones de producción de las relaciones humanas. El periodismo no es un decir cosas, es un ejercicio concreto de intervención honesta y sostenida en el medio en el que uno vive. Ni neutral, ni independiente ni distante. Esa es la ética periodística que hemos querido sostener en Bajo el volcán.
Demás está decir que seguiremos haciendo periodismo, aquí, allá y en todas partes. Y donde estemos y cuando estemos, esperamos encontrarlos nuevamente. 




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